El final del verano.

El verano es familia. Uno o dos viajes. Un oasis en el calendario. Un tiempo para ti. Un tiempo para todos. Un tiempo para nada. 

Para narrar hace falta un estado de relajación, dice Byung-Chul Han, esa que poco a poco vas encontrando en los días de verano pero que se apresura a esconderse como la última puesta de sol.

El verano es no saber qué día es. El verano es una canción, una foto, una cerveza, una conversación, un camino. Leí en Momo que era una fiesta tan divertida como solo la gente pobre sabe celebrar. Eso es el verano.

Qué difícil es despedirse. También del verano. Hay que saber cerrar, no alargar la pausa. El verano es como un letargo infinito. Despedirse con un nudo en la garganta y un puñado de lágrimas siempre a punto de explotar. Uno no se despide solo del lugar. Tú te vas y vuelves. Quizá siempre es más difícil para el que se queda. Esa nostalgia infinita para el que ve a la gente ir y venir, llegar y marcharse. Cada verano.

No sé si la emoción del momento tiene que ver con lo que se siente en esos instantes o más bien con los recuerdos que has ido dibujando a lo largo de los años en todas las despedidas y finales de cada verano. O seguramente las dos cosas.

No quedan días de verano, el viento se los llevó. Sin besos de despedida y sin palabras bonitas.

El final del verano es prepararse para la despedida. Esos días nunca los disfrutas del mismo modo. Inevitablemente, cuando sabes que algo se acaba uno piensa más en lo que viene que en lo que está.

El final del verano es regresar al desierto. El verano de los Perfect Days de Wenders y Yakusho nos devuelve de nuevo a la rutina. Premonición. Principio y final.

(Lectura, apuntes) – LOS NO LUGARES

No-lugar es un concepto creado por el antropólogo Marc Augé, que lo define como un espacio intercambiable donde el ser humano permanece anónimo.

¿Te has sentido uno más entre la multitud de un aeropuerto? ¿O en un atasco por la A-3? Es la alargada sombra de los no-lugares, que hoy suscitan más de una reinterpretación.

Terrenos, solares baldíos, obras en construcción, los andenes, los aeropuertos, las salas de espera donde los pasos se pierden …

El encanto de todos los lugares de la casualidad y del encuentro en donde se puede experimentar furtivamente la posibilidad sostenida de la aventura, el sentimiento de que no queda más que “ver venir”.

Nos seduce el irresistible deseo de tener un espacio propio. Un espacio móvil que nos lleve lejos. Donde nada haría falta, porque todo estaría a mano. En una palabra: “el espacio ya está en usted”.

Todas las formas institucionales por las que se debe pasar hoy para comprender la vida social (el trabajo asalariado, la empresa, el deporte-espectáculo, los medios masivos de comunicación) desempeñan en todos los continentes un papel cada día más importante.

Apenas tenemos tiempo de envejecer un poco que ya nuestro pasado se vuelve historia. 

La alusión al pasado complejiza el presente.

Hoy los años recientes, los sixties, los seventies, muy pronto los eighties, se vuelven historia tan pronto como hicieron su aparición. La historia nos pisa los talones. Nos sigue como nuestra sombra, como la muerte.

Todo acontecimiento imprevisto es previsible y recurrente como los nacimientos, las enfermedades y la muerte, exige que se lo interprete, no para ser conocido, sino para ser reconocido, para ser digno.

Los orígenes de un grupo (identidad) son a menudo diversos, pero es la identidad del lugar la que lo funda, lo reúne y lo une.

Nacer es nacer en un lugar y tener destinado un sitio de residencia. En este sentido el lugar de nacimiento es constitutivo de la identidad individual.

Hermes, dios del umbral y de la puerta, pero también de las encrucijadas y de las entradas a las ciudades, representa el movimiento y la relación con los demás.

El lugar y el no lugar son más bien polaridades falsas: el primero no queda nunca completamente borrado y el segundo no se cumple nunca totalmente.

El lugar (el espacio) es un “lugar practicado”, es un cruce de elementos en movimiento: ‘los caminantes son los que transforman el espacio’. El libro se escribe antes de leerse; pasa por diferentes lugares antes de que constituirse en uno de ellos. Como el viaje, el relato que habla de él atraviesa varios lugares.

Habrá, pues, lugar mañana, hay ya quizá lugar hoy.

(Lectura, apuntes) – LA SOCIEDAD DEL MIEDO

HEINZ BUDE

¿Cómo podemos afrontar el miedo?

El miedo es síntoma de una situación social de incertidumbre.

La psicología cognitiva, la economía de la conducta y la fisiología cerebral se ocupan de la “caja negra” del yo.

En los conceptos de miedo se ve claramente hacia dónde se desarrolla la sociedad. Al utilizar conceptos de miedo, la sociedad se toma el pulso a sí misma.

  • Muchedumbre solitaria. Mayoría silenciosa

El miedo posibilita jugar con las masas que callan, porque nadie se atreve a alzar la voz, y puede acarrear una aterrorizada confusión de la sociedad entera una vez que salta la chispa. Se pueden dar rodeos, hacer pausas y desplazar los puntos esenciales, pero todo eso debe tener un sentido y contribuir al perfeccionamiento del objetivo vital.

Las ciencias sociales lo llaman sensación de ‘relativa deprivación’. (Referencia del libro El porqué de las rebeliones, Ted R. Gurr).

La comparación con otras personas que se encuentran en una situación similar decide sobre el ánimo que uno tiene en el mundo. Pueden ser amigos, gente de la misma edad o colegas. 

Las pérdidas pesan comparativamente mucho más que las ganancias. ¿Qué es lo que el otro tiene y yo no? ¿Cómo quedo yo si los miro? El yo se orienta en función de los demás y se vuelve inseguro cuando cree que no puede mantener el paso.

La noción de qué es lo que los demás piensan de uno y qué es lo que piensan que uno piensa de ellos pasa a ser una fuente de miedo social. 

El vínculo es el bien escaso que el hijo pone a disposición de uno. A los hijos se los necesita menos como miembros de la familia que ayudan que como miembros de la relación que por sí mismos comparten nuestros sentimientos.

Uno puede hacer camino a base de disposición de aprender, capacidad de imponerse y conocimiento de la naturaleza humana. Uno se las da de próximo a la gente, cuida sus círculos de amistades y ama los gestos definitivos. Llega más lejos quien está en condiciones de colaborar solidariamente, quien puede abrirse comunicativamente y, posiblemente, posee una creatividad peculiar.

La palabra mágica es performance. La sociedad clásica del principio del rendimiento.

La competencia entre iguales premia el éxito. Incluso quienes salen a ganar deben tener la oportunidad de alcanzar un puesto reconocido en la zona media. La sociedad del rendimiento necesita una cultura del éxito que premie a los ganadores sin degradar a los perdedores. De lo contrario, el miedo a quedarse sin nada lo único que genera es resignación y amargura.

Unos tienen miedo porque se sienten amenazados por una minoría, y otros tienen miedo porque se sienten amenazados por la mayoría.

Quien no puede dejar nada atrás no se mueve del sitio. Padecen miedo aquellos que tienen algo que perder. 

Cuando uno se despierta por la noche y en realidad no sabe lo que quiere hacer con su vida. Eso es el miedo.

¿Hemos de tener miedo? ¿podemos vivir con nuestros miedos?

Sin los otros no hay un sí mismo, sin ambigüedad no hay identidad, sin desesperación no hay esperanza y sin final no hay principio. En medio está el miedo.

I will show you fear in a handful of dust.

(Lectura, apuntes) – LA TONALIDAD DEL PENSAMIENTO

BYUNG CHUL HAN

LA TONALIDAD DEL PENSAMIENTO

El inglés es una lengua económica. Por eso en nuestro mundo, atravesando de arriba abajo por la economización, todos hablamos exclusivamente inglés.

Para mí, el alemán presenta una afinidad natural con la filosofía.

En francés, aprender de memoria se dice apprendre para coeur, “aprender de corazón”.

Toda belleza es paradójica, yo aspiro a esa belleza. La tonalidad de mi pensamiento es paradójica. La describo con giros paradójicos, como luz oscura, brillo oscuro y tristeza luminosa.

Mis libros no son repeticiones, sino variaciones. Hay que diferenciar entre lo idéntico y lo mismo.

Tal vez la tierra sea un sinónimo de la felicidad, sin embargo, hoy en día se aleja cada vez más de nosotros.

Dios reconoce las cosas de manera no conceptual. Solo el ser humano piensa.

SOBRE EROS

“LO HERMOSO NO ES EL BRILLO MOMENTÁNEO, LA ATRACCIÓN INMEDIATA, SINO LA SILENCIOSA PERSISTENCIA DE LA ESTELA”.

Todo lo que se mueve se hace desaparecer. Solo es visible lo que permanece quieto.

Quien ha estado deprimido, quien ha pasado por una depresión, sabe que las personas deprimidas pierden el mundo. Se quedan sin mundo.

Teclear constantemente sobre el smartphone y deslizar los dedos por su pantalla condiciona masivamente la relación con el mundo, con el otro.

Cuando perdemos la mirada perdemos al otro. Sin mirada no es posible generar empatía.

La pérfida lógica del rendimiento me obliga a superarme a mí mismo. En cuanto consigo algo, quiero conseguir más aun, es decir, quiero superarme. Sin embargo, ¿es posible superarse a uno mismo? Esta absurda lógica del rendimiento acaba conduciendo al colapso. Todo se encuentra sometido al dictado del rendimiento. Las vacaciones son rendimiento.

La sociedad actual del rendimiento está plenamente dominada por el verbo modal poder. YES WE CAN es su lema.

Jenny Holzer; truisms, máximas, aforismos, reflexiones.

“PROTECT ME FROM WHAT I WANT”. Protégeme de lo que quiero, esa es la paradoja de la libertad.

Queremos ser auténticos, pero en este mundo de la autenticidad todos somos iguales, es decir, clones. Somos clones que quieren ser auténticos. Vivimos en medio de esta paradoja.

SOBRE LA ESPERANZA

El optimismo no necesita adquirirse. Más bien constituye algo tan evidente y cuestionable como la altura de una persona u otros rasgos imposibles de modificar.

Solo la esperanza amplía el horizonte de lo que tiene sentido. El miedo convierte a las personas en sujetos obedientes y chantajeables. Donde reina el miedo no hay libertad. Quien tiene miedo se siente acorralado. Nuestro propio comportamiento se encuentra marcado cada vez más por los miedos: el miedo a fracasar, el miedo a no estar a la altura de las propias expectativas, el miedo a no ser capaz de seguir el ritmo o el miedo a quedarse descolgado. Precisamente este miedo omnipresente incrementa la productividad. 

El miedo aísla a las personas. Es imposible tener miedo juntos. El miedo no genera comunidad, no genera un nosotros. En el miedo, cada cual está solo consigo mismo.

“Una estrella / tiene todavía luz. / Nada, / nada está perdido”. 

Paul Celan