En relación a la eliminación de la España de Baloncesto de nuestro Mundial. Mi primer pensamiento tras el pitido final de los árbitros fue: ¡ya está, es el tiempo de apalear al entrenador!.
Todos los que vimos el partido pudimos comprobar que no estuvo a la altura nadie, ni jugadores, ni entrenador (o cuerpo técnico). Pero lo más fácil siempre es esto, ¿cuándo ganas lo hacen los jugadores, cuando pierdes lo hace el entrenador? Probablemente sí. Pero creo que es necesaria una reflexión mayor.
En pocos sitios he leído que España hubiera necesitado perder algún partido en la fase preparatoria, o incluso en la fase de grupos del propio Mundial, para estar más alerta, para mantener esa sensación de incertidumbre que te mantiene más concentrado en situaciones de estrés o límite. La sensación era generalizada, íbamos a estar en la final con EEUU desde antes de jugar.
En el primer partido igualado y que nos han puesto contra las cuerdas nos hemos quedado fuera. La mejor generación de baloncestistas de nuestra historia. Y que lo ha ganado todo.
Creo que en el deporte de equipo la relación cuerpo técnico- jugadores es como en las relaciones de pareja: si ésta no fluye puede ser culpa de una de las partes, de la otra, o de las dos. Por eso me parece injusto cargar sólo contra Orenga.
No soy experto en baloncesto pero entiendo bastante bien la lógica interna del deporte, tuve grandes profesores en el INEF y es un deporte que siempre me ha apasionado y que me sirve de inspiración en muchas tareas de mi labor profesional.
Cuando ayer mirábamos las estadísticas (2 de 22 en triples, 16/ 8 en rebote ofensivo, 34/ 20 en rebote defensivo); nos destrozaron, yo trataba de fijarme en otros detalles: el movimiento de los jugadores sin balón (inexistentes), previsibilidad de los patrones de movimiento en ataque, actitud y expresión corporal de algunos de nuestros jugadores en todos las sustituciones, etc.
Creo que es competencia del entrenador preparar mentalmente al jugador para afrontar una cita tan importante como ésta, pero no me creo que Juan Antonio Orenga haya pasado olímpicamente de este asunto, más bien entendería que tenemos unos jugadores gigantes, referencias mundiales, y que se han podido dejar llevar.
Les habíamos ganado de 24 puntos hace 7 días. Son humanos, y a veces también hay que morir de éxito, para después volver con más fuerza.
El deporte tiene esto, entrenas duro y te preparas muchísimo, pero casi nunca ganas, es muy difícil ganar tanto como esta generación de deportistas. Es imposible ganar siempre.