Apuntes de táctica.

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Trabajamos con lo que conocemos. Hacemos lo que creemos. Creemos en lo que hacemos.

¿Todos los entrenadores de verdad creemos en lo que hacemos?. ¿Pensamos en nuestro equipo y jugadores para saber lo que quiero?. Entonces, ¿por qué sigo copiando ejercicios y los llevo a cabo sin ningún tipo de criterio?. Pasa. Sigue pasando.

¿Vamos a entrenar para entrenar? No. Vamos a entrenar para jugar. Analiza cómo juega tu equipo y entrena para sacarle a eso el mayor rendimiento.

Aunque consideremos los deportes colectivos como algo global los protocolos de entrenamiento siempre deben ser individualizados, o al menos, debemos intentarlo. El entrenamiento táctico debe estar presente al menos en 2-3 de las sesiones semanales, pero deberíamos tener claro de qué manera quiero desarrollarlo.

Es importante crear un camino metodológico (progresión en los ejercicios, estudio de cada jugador) y diseñar un plan teniendo claro hacia donde quiero ir, por donde quiero llevar a mi equipo.

Relacionar siempre la táctica con el modelo de juego que pretendo con mi equipo, y ese modelo a su vez debe ir en consonancia con la competición y el nivel de los jugadores.

Entrenar por intenciones tácticas es lo que va a facilitar la mejora de la inteligencia del jugador. Por lo tanto, no debo desarrollar un modelo o patrón de juego basado en mi propia percepción como entrenador sino con el objetivo de hacer mejor a todos mis jugadores.

¿Por qué es imprescindible el sistema de juego?

  • Para enseñar a los jugadores a orientarse.
  • Para corregir, durante y después de la competición.
  • Para saber qué ocurre cuando mi equipo no juega bien.

Si tengo un plan de viaje puedo analizar todo lo que me va sucediendo durante el mismo. Si defiendo un modelo o sistema de juego debo saber por qué lo hago.

La gran diferencia entre táctica y estrategia se fundamenta en 2 aspectos muy importantes: espacio y tiempo (El Arte de la Guerra, Sun Tzu).

  • En tiempos grandes y espacios grandes hablamos de estrategia.
  • En tiempos pequeños y espacios pequeños hablamos de táctica.

Entendemos así que todo lo que viene ANTES de la acción o el propio juego/ competición es estrategia (p. ej: la preparación del partido) pero la actuación durante la propia competición es táctica (su aplicación).

A la hora de diseñar las tareas de mi entrenamiento debo tener en cuenta algunas apreciaciones como éstas, porque cuando hablamos de táctica nos queremos perder en su complejidad y olvidamos que seguimos entrenando para una única cosa: que la pelota llegue lo más cerca posible del adversario.

Fútbol y fútbol sala: Buscando la manera de entenderse.

 

 

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Recientemente algunos medios trataban de comparar el juego de nuestra Selección Nacional de fútbol con el fútbol sala. Para mí gusto el titular no era del todo acertado “la Selección de Del Bosque hace jugadas propias del fútbol sala” pero sí en el fondo de lo que quería decir. No se trata de jugadas sino de la lógica interna que comparten ambos deportes y que se refiere a todas las acciones que realizan los jugadores exclusivamente de manera intuitiva sin condicionantes externos como el entrenador, el árbitro u otros.

Cerca del área es donde más se manifiesta el talento. En fútbol sala estamos cerca del área en muchas ocasiones por las dimensiones de la cancha, en fútbol los equipos que tienen más talento quieren la posesión del balón para llegar cerca del área contraria con el balón controlado y marcar diferencias.

En los deportes colectivos los jugadores basan su eficacia en su capacidad de adaptación a un entorno permanentemente cambiante. Ésta capacidad de interactuar con el medio es la que va a determinar el éxito del jugador y del equipo en una competición.

Los modos tácticos suponen la organización de las acciones individuales y colectivas, que se expresan mediante la aplicación de los diferentes sistemas, combinaciones y variantes durante el juego y la competición. Es aquí donde más rico es el fútbol sala y donde más partido está sacando nuestro panorama futbolístico actual, sobre todo en España, donde está de moda eso del jogo bonito o el tikitaka.

Desde luego, la Selección Española juega muy bien al fútbol (juego a dos toques, acciones combinativas, cambios continuos de posiciones) y si comparan algunas facetas de su juego con el fútbol sala es porque tienen unos fundamentos técnicos muy depurados y un gran timing de juego, entre otras cosas, características propias del fútbol sala. Además de una gran  disciplina táctica que ayuda a que el juego tenga ese buen timing. Esta semana podemos aprovechar para disfrutar del Campeonato de Europa de Fútbol Sala en Bélgica donde nuestra Selección Española es una de las favoritas y comprobar que comparte muchas de estas características.

El fútbol sala se caracteriza por una gran cantidad de movimientos sincronizados en la mayoría de sus acciones y es aquí donde el fútbol, sobre todo en los movimientos en el medio campo, la estrategia a balón parado o la colocación de los jugadores tras pérdida para recuperar el balón puede enriquecerse enormemente.

El profesor Javier Sampedro ya en 1988 hacia una comparación afirmando que “No es de extrañar que, en nuestro país de tanta tradición futbolística, haya calado tan profundamente el fútbol sala. Hemos visto en cualquier playa, descampado y en la misma calle, jugar a esa mezcla de fútbol y fútbol sala en espacios difícilmente delimitables, sin árbitro y con unas cuantas piedras haciendo de porterías”.

Donde mayores diferencias encontramos entre el fútbol y el fútbol sala, desde mi punto de vista, es en la preparación física del futbolista, condicionada por dos factores fundamentales: espacio y tiempo. La duración del partido, las dimensiones del terreno de juego y el número de jugadores fundamentalmente.

Aunque ambos deportes requieren principalmente de la fuerza como cualidad física fundamental, el fútbol es quizás el deporte de equipo de mayor demanda física global.

El futbolista de hoy en día recorre distancias medias de entre 8-12 km durante un partido además de poseer la velocidad y potencia necesarias para realizar gran cantidad de sprints, la agilidad necesaria para realizar acciones de frenar y cambiar de dirección y la fuerza para defender a los rivales, saltar y todo de acciones explosivas, todo ello durante 90 minutos.

La distancia que recorren en un partido la realizan por término medio un 24% andando, 36% a trote suave, 20% en carrera, 11% sprintando, 7% desplazándose hacia atrás y un 2% en posesión del balón.

En el fútbol sala los tiempos de intervención en situaciones de desplazamiento son de entre 55 y 67 minutos para jugadores de campo y de 60 minutos para el portero con tiempos máximos de duración de un partido de entre 70 y 89 minutos. Un jugador recorre unos 6 km por partido de media.

En competición la participación media de los jugadores que más participan es de 25 a 35 minutos por partido. Además aproximadamente la duración de los esfuerzos más cortos y más largos que se suelen dar en fútbol sala son de un tiempo de unos 6- 7 segundos y 70- 80 segundos, respectivamente.

La demanda física es diferente condicionada además por la posibilidad de hacer los cambios para descansar de manera ilimitada.

No se trata de rivalizar entre un deporte y otro, sino aprovechar el conocimiento y los métodos de entrenamiento que se desarrollan en el fútbol sala y de esta manera fomentar nuestro deporte desde otro punto de vista. Salvando el aspecto físico creo que son deportes que pueden complementarse, enriquecerse y apoyarse para alcanzar un mayor rendimiento.

Actualmente me encuentro trabajando a caballo entre uno y otro deporte y creo que se trata de una mezcla muy interesante y enriquecedora si tenemos claros algunos parámetros y la combinación del trabajo en espacios amplios y espacios reducidos.

 

(Artículo publicado para Golsala.com ; actualizando algunas ideas)